jueves, 10 de abril de 2008

KIBUYI







En Tanzania, a orillas del Lago Vitoria hay una aldea llamada Kibuyi. A esta aldea y a sus habitantes les dedicó Carlos Zapico el siguiente artículo:



Kibuyi es una pequeña aldea de pescadores situada a orillas del Lago Victoria, en Tanzania. Es pobre, porque la pesca artesanal, a la que se dedican sus pobladores desde épocas remotas, apenas permite ahora mantener una economía de subsistencia. Al igual que en gran parte de África, comer todos los días es un reto que no está al alcance de todos. Los pescadores de Kibuyi trabajan duro con sus pequeñas barcas, en muchos casos todavía de remos, para capturar las preciadas tilapias, las sabrosas percas del Nilo o en el peor de los casos, la daga (que es parecida a una pequeña sardina). Trabajan duro, pero las capturas, en los últimos años, son cada vez más escasas. Nuevas industrias que se han establecido en las poblaciones ribereñas están fomentando el uso de aparejos de pesca no selectivos y el Lago Victoria empieza a mostrar los síntomas clásicos de la sobrepesca. Y con la escasez de capturas, el hambre también se ha instalado en la zona y ha forzado a muchas mujeres a prostituirse con los pescadores para llevar pescado a su familia. Sexo por pescado, así llaman los ribereños a esta práctica que ha multiplicado de una manera fatal el sida entre estas pobres gentes. En muy pocos años, el sida ha reducido drásticamente la población adulta de los pueblos ribereños del Lago Victoria y como consecuencia, ha aparecido un nuevo problema: los huérfanos del sida.

En la aldea de Kibuyi casi el 30% de los niños en edad escolar son huérfanos del sida. Estos niños apenas acuden a la escuela, porque sufren graves problemas psicológicos por la ausencia de sus progenitores y el abandono consiguiente o por las nuevas cargas familiares que se han visto obligados a asumir. Algunas niñas huérfanas de Kibuyi cargan a su espalda, en un hatillo amochilado, a su hermano pequeño que aún no ha aprendido a caminar. No han cumplido los siete años y ya conocen el peso de la responsabilidad. Algunos turistas, que de vez en cuando visitan la aldea, han dejado su huella occidental en la ropa que visten los niños. Uno de ellos luce una llamativa camiseta del Valencia club de fútbol, con el nombre del asturiano Villa a la espalda. Quizás algún día, ayudándose del viejo mapa de la escuela, el animoso maestro les comente que muy lejos, al norte de las legendarias Montañas de la Luna, existe una tierra donde los niños tienen bastantes posibilidades de llegar a viejos.